sábado, 4 de octubre de 2008

Tengo un amiguito

Ayer pasé caminando por el pasillo 14 del ala este de la nave y encontré una manchita en el piso. Apoyé las cacerolas en un estante que andaba por ahí y me agaché a ver la manchita. Era un bichito así como un pajarito, pero con boca. Como que me agarró no sé qué y lo puse en una de las cacerolas y me lo llevé para ver que le pasaba. Ni en pedo me como un pájaro que tiene boca, andá saber cuantas pestes tiene.

Fijate que la boca es más o menos así...


pero de este color...



asique imaginate que es así:



Así que lo llevé para allá atrás y con elgordo descubrimos que tenía fiebre. Le dimos un poco de fiambre que nos conseguimos la semana pasada a muy buen precio, y lo metimos en un guante delgordo para que no tenga frío.

Osea, fue la idea delgordo meterlo en el guante, porque yo le quería explicar que como tiene fiebre es como hervir para un pájaro, que no iba a tener frío. Pero elgordo inchó tanto las pelotas con que había que meterlo en el guante que lo metimos al final. Al pájaro tampoco le gustaba, porque me dijo, con esa boca roja que tiene, que no le gustaba, que estaba medio como incómodo. Pero elgordo parece que no lo escuchó. Me dijo: “pelotudo, mirá que va a hablar el pájaro de mierda este”. Y yo le dije que para qué mierda lo cuidaba al pájaro si era de mierda, que me lo dejara a mi, que a mi me re cabe el pájaro que habla.

Espero que se cure rápido, así le juego un ajedrez.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Karatecofobia

Entré a la cocina y no pude sacar las latas de conserva (que servirían de provisión a la nave) porque una cucaracha karateca salió a mi encuentro y, desmontándose la remera de bob esponja que tenía puesta, me hizo así como que unos movimientos (de esos que hacen los bruce lee en las pelis) y… bueno, ahí me asusté un poquito.

Entonces cerré la puerta de la cocina nomás y me puse a pensar, sentado en el sillón gordito y cómodo, cómo le íbamos a hacer para comer ahora que no teníamos choclo en lata.

Y así se me prendió la lamparita:

Le pregunté algordo cuánto podíamos sacar por las zapatillas esas de cebra que tenía él en el placar. Me dice que no sabe, pero que de última se las vendíamos a un pibe de esos que les gustan las zapas de cebra y con eso conseguíamos unos fideos.

Y así fue como hicimos las provisiones para emprender el viaje.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Malvenidos a la Nave Psicoactiva!!!


Hoy de festejo. La Nave hace su primera carga y parte con rumbo indefinido.